Rivka Weinstein Miranda tiene 23 años y es estudiante de Medicina en la Universidad de Los Andes. En el mes de diciembre de 2022, junto a Nicole Moses, fue parte de la 13a Expedición Zoé, el proyecto solidario que busca proveer atención médica y exámenes preventivos a poblaciones vulnerables del Brasil, vinculado a Marom, el capítulo juvenil de Masortí Olamí, y a la Comunidad Shalom, de São Paulo. Esta era la primera vez en que el Círculo Israelita de Santiago, CIS, se sumaba al proyeco.
La participación de Rivka, como médico en formación, fue fundamental. Pero, como nos cuenta en esta entrevista, no solo su voluntariado impactó la vida de los habitantes de las comunidades de la amazonía brasileña, sino que la experiencia de ser parte de esta expedición impactó notablemente la suya.
Rivka, ¿puedes contarnos cómo te enteraste del proyecto Zoé? ¿Y qué fue lo que te motivó a participar?
-La verdad es que me enteré de este proyecto unos días antes de que comenzara, vi una publicación en el Instagram del Círculo Israelita y desde ese momento supe que tenía que participar. Sentí una fuerte conexión con esta idea de poder ayudar al prójimo y poder hacerlo desde el contexto de ser estudiante de Medicina. Sentí que tenia mucho que aportar, pero pensándolo en retrospectiva fue mucho más lo que esta experiencia y esas personas me aportaron a mí.
Llegamos sin tener idea de que trataba o que íbamos a hacer, y eso lo hizo todo más increíble, cada vivencia superaba cualquier expectativa y nos dejaba tremendamente contentos.
¿En qué consistía la expedición?
-Básicamente, consistió en que vivíamos en un barco hospital, que navegaba por un río del Amazonas, en Brasil, y cada mañana llegábamos a comunidades indígenas a brindar diferentes tipos de ayuda, desde jugar con los niños de las aldeas, campañas de inmunización, hasta consultas médicas con especialistas.
Mi participación en el area médica consistió en trabajar con profesionales de infectología, dónde tuve la oportunidad de conocer multiples patologías que generalmente no solemos ver en zonas urbanas. También colaboré en el trabajo diagnóstico junto a una gran dermatóloga, siendo la mayoría de este trabajo consistente en atenciones pediátricas que me entregaron grandes aprendizajes, que estoy segura serán un tremendo aporte en mi desempeño futuro como médico. A su vez, fui parte del primer equipo oftalmólogico que llegaba a estas aldeas para, mediante pruebas de agudeza visual y fondo de ojo, entre otras, que nos permitieron clasificar a pacientes que, en una segunda instancia, recibirán la cirugía que tanto esperan para restaurar su visión.
¿Qué es lo que más destacas de esta experiencia?
-Se me hace extremadamente difícil poder identificar que es lo que más destaco de este viaje, ya que cada experiencia y vivencia cambio mi manera de ver las cosas y de disfrutar con ellas. Entre estas, cabe mencionar, el poder conocer una cultura tan distinta a la que acostumbramos y observar cómo se consigue la felicidad con cosas tan elementales, el poder conocer gente que estas instancias las mueve tanto como a mí y poder generar relaciones que estoy segura serán para toda la vida, también poder atender desde los lugares más remotos y, a su vez, también el poder conocerse a uno y así pude entender que este estilo de vida. El estar en constante movimiento y poder brindar ayuda desde un desinterés personal tan grande es lo que más me llena y me hace feliz.
Por siempre estaré tremendamente agradecida de haber podido ser parte de esta experiencia.
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