En Israel existe el durazno negro y también la ciruela granada, que no solo son frutas híbridas y exóticas, sino que también resisten las inclemencias del cambio climático mejor que sus originales.
El experto indicó que un tomate silvestre, que ya casi nadie conoce, y el de la verdulería son muy diferentes, porque el ser humano siempre ha tratado de mejorar el producto, para su mejor conservación, por la estética, para que tenga más azúcar…
Y también para que resistan mejor los cambios que el clima está presentando.
En esa tarea están embarcadas varios invernaderos israelíes, así como el Instituto Agrario y de Investigación Volcani, donde se produjo una de las primeras historias de éxito en el mundo de la hibridación en 1936, antes de se creara el Estado de Israel. Allí inventaron el pepino sin semillas Bet Alpha. Sus descendentes han prosperado con salud en todo el mundo. Unos años después, en 1950 la piña de Yoqneam y el melón de HaOgen también impusieron un estándar global.
Híbridos y Resistentes
Las frutas y verduras se hibridan intencionalmente desde finales del siglo XIX, una de las plantaciones que se dedica a ello es la de la familia Ben Dor, productores de la internacionalmente conocida pera Eden Gold.
Las frutas híbridas prosperaron principalmente por su resistencia al calor y a los cambios bruscos de temperatura, así como a una enfermedad que afecta a las plantas de la familia de las rosáceas, como el peral y el manzano, llamada “fuego bacteriano”.
Al parecer, tan solo en Estado Unidos el “fuego bacteriano” causa pérdidas de cerca de 100 millones de dólares anuales.
Este vivero situado en el norte de Israel ha producido también dos nuevas ciruelas muy llamativas: la ciruela sandía y la ciruela granada. Sus creadores dicen que esta última tiene tres veces más antioxidantes que la granada y que ambas son más jugosas y crujientes que las ciruelas, sandías y grandas originales.
Quince Años
Los viveros Ben Dor existen desde 1884, pero solo en los últimos años sus agricultores se han concentrado en crear frutas diferentes e interesantes que sean también resistentes a las condiciones climáticas cada vez más difíciles. Sin embargo, los expertos recuerdan que ninguna de ellas sucede de manera espontánea ni particularmente rápida. Y aunque se usen injertos, como señaló el profesor Stenberg, para acortar tiempos, los cultivadores dicen que tardan por lo menos quince años en dar con una variedad “ganadora”.
En la Universidad de Tel Aviv está el banco de semillas, germoplasma, donde por primera vez se domesticó el trigo en el mundo, dijo el biólogo. Allí miden la resistencia de las especies silvestres a ciertos hongos y las hacen más resistentes.
En las tiendas se pueden encontrar desde tomates, uvas hasta garbanzos que no causan flatulencias, fresas más dulces, nano-sandías, duraznos cuadrados o el híbrido más común entre toronja y pomelo que no falta en las casas israelíes. Y, pronto, en el resto del mundo.
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