En nuestra parashá, D-s se revela a Moshé. El promete sacar a los Hijos de Israel de Egipto, redimirlos de su servidumbre, para después tomarlos como Su pueblo elegido en el Monte Sinaí. Luego, Él los llevaría a la tierra que les prometió a los patriarcas como su eterno legado.
Leemos en nuestra parashá: “Moshé les relató esto a los israelitas, más por causa de su decepción y duro trabajo, ya no lo escuchaban”.
Aparece aquí el primer conflicto que se refiere a la falta de capacidad del pueblo para escuchar a Moshé. Escuchaban, pero no oían. Se había adormecido en su conciencia la necesidad de la libertad y como leemos “ya” no lo escuchaban.
Observamos que pareciera decirnos la Torá que en algún momento anterior podían haberlo escuchado, pero había pasado el tiempo y perdieron la capacidad para reconocer que este si era el momento deseado.
¿La decepción o el duro trabajo eran los obstáculos?
La decepción nos habla de percibir la realidad de un modo que impide reaccionar ante lo novedoso de la situación. Su mundo se había vuelto desesperadamente previsible y creían que no había vuelta atrás.
El duro trabajo complementaba el estado de ánimo colectivo y reforzaba la desesperanza.
La pregunta es: ¿cómo salir de ese circuito “vicioso” de no captar los signos de lo nuevo?
Leemos en la parashá: “Moshé y Aarón hablan con el Faraón repetidas veces para demandarle, en nombre de D-s, “Deja salir a Mi pueblo, para que me sirvan en el desierto”. El Faraón se niega en todas las veces. D-s envía una serie de plagas sobre Egipto”.
D-s diseña la estrategia de las plagas como un recurso para amedrentar al Faraón y que deje salir al pueblo. Aparece aquí una contradicción en el relato, ya que D-s sabía que el Faraón se negaría a dejarlos salir, ya que leemos en la parashá: “Haré obstinado al Faraón, y tendré así la oportunidad de desplegar muchas señales milagrosas y maravillas en Egipto. Es por esto que el Faraón no les prestará atención”.
En el plan Divino estaba claro que el Faraón se resistiría hasta el final.
¿Para quién eran las plagas?
Las plagas no eran solamente para el Faraón, sino que eran principalmente para nuestro pueblo oprimido. Eran el modo de cortar el círculo “vicioso” del pueblo que ya no creía en nada y comenzar un nuevo periodo que les permita salir de la decepción.
Salir de ese estado no era una tarea fácil y la necesidad de visualizar la grandeza de D-s en grandes demostraciones fuera de lo esperable era la estrategia adecuada.
Cada una de las plagas era más extraordinaria y fuera de lo natural, ya que el proceso progresivo preparaba al pueblo para el momento de la salida a la Libertad.
Dicha salida tuvo su prólogo en las plagas enumeradas en la parashá y la salida pudo ser realizada cuando el pueblo se convenció de los signos de lo nuevo.
Leemos en la parashá: “Pero entonces desplegaré Mi poder contra Egipto, y con grandes actos de juicio traeré desde Egipto a Mis ejércitos: Mi pueblo, los israelitas”.
El círculo “auspicioso” comienza cuando en el corazón del pueblo (y no solamente en el corazón temeroso del Faraón) se despierta una esperanza que implica desear algo mejor para el futuro.
El futuro empieza a ser posible y ya no hay obstáculo que impida alcanzar los objetivos.
Salir a la libertad comienza cuando se desarrolla en nosotros la capacidad para detectar lo nuevo sin los miedos de lo viejo que dejo atrás.
¿Necesitamos las plagas para reaccionar?
Podemos transformar nuestra realidad a partir de entender que no podemos descansar en las “recetas” ya conocidas y que somos capaces de mejorar nuestras vidas con la ayuda de nuestro D-s.
Shabat Shalom Umevoraj.
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